sábado, 6 de abril de 2013

Increíble, pero cierto...

 Sí, bueno, ayer me hablaste, te acordaste de mí, aunque solo fuera para contarme tus problemas, pero... Da igual, al menos aún confías en mí. ¿Dos cosas que me dieron miedo de esa conversación? Que le dijeras a tu pareja que yo era tu única verdadera amiga y que me dijeras que yo era diferente... ¿Por qué? Porque me incitaban a caer de nuevo en tu juego, pero no. Tuve la fuerza necesaria para no hacerlo, aunque por dentro de moría de ganas de tenerte justo delante para darte un beso, me mantuve seria y te dije absolutamente todo lo que pensaba de esa situación de la manera más dura posible, a ver si de ese modo, se te metía en la cabeza.
 No sé si funcionó, pero me lo prometiste y además me dijiste que lo harías tanto por mí como por ti... Fue como una promesa de meñique, recuerda que desde que des un paso atrás, me enfado.
 Fue como una conversación de un después... Ya no fui tan comprensiva y te dije que no iba a hacerlo. Eso no quita que me joda lo que te estén haciendo y que tú sigas cayendo una tras otra, pero es lo que tú dijiste, te voy a decir la verdad, aunque sea mala, porque necesitas oírla, necesitas saber a lo que te estás enfrentando, yo pasé por lo mismo y no es tan agradable esa sensación... 
 El amor no termina de un día para otro, eso esta claro, porque aún hay algo en mí que te necesita y sé que, si algún día, lo que siento se termina, sé que seguiré necesitándote, aunque no de la misma manera, marcaste una etapa de mi vida muy importante y eso no es fácil de olvidar. Pero mis esperanzas, poco a poco, se van por donde mismo vinieron y puede que nunca más vuelvan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario