jueves, 18 de enero de 2018

Tú, yo y una historia...

Tú, yo, un pasillo medio oscuro
apuntes de fonética por todos lados.
Tú, yo, un día de enero
sentadas en ese pasillo medio oscuro
en una mañana igual de oscura.
Tú y yo hablando como si nos conociéramos
de antes, aunque no de toda la vida.
Tú y yo preguntándonos dudas
de las cuales ninguna estaba segura de sus respuestas.
Tú tan tranquila y yo hecha un flan.
Tú con tus sonrisa (ahora mi maldita perdición)
Yo con mis nervios que no me dejaban pensar.
Tú, yo y tu cambio de nombre, aunque no por ti.
Tú entraste antes que yo,
yo te deseé toda la suerte del mundo.
Tú saliste no muy convencida,
mi hora había llegado y ahora
eras tú quien me deseaba suerte.
No sé cuánto tiempo fuera,
no creo que fuera más de una hora
ni menos de 20 minutos,
pero tú, yo y ese pasillo
estuvimos acompañándonos un rato.
Y me maldigo,
me maldigo porque no te volví a ver,
me maldigo porque no te miré mejor,
solo iba con una leve imagen de ti
durante el resto de meses...
Me maldigo por no haber caído en tu sonrisa
la cual sabía que llevabas pero me negaba a mirar,
por no despistarme y gracias a Dios, porque bendita
maravilla de sonrisa.
He de decirte que no sé si realmente estaba nerviosa
por lo que iba a pasar o por ti estando a mi lado...
Mi cuerpo reaccionó de una forma extraña al sentarte
a unos pocos centímetros de mí.
Claro que creía que era el examen lo que me tenía mal,
ahora me lo cuestiono, porque sí,
porque así de imbécil soy.
Pero el tiempo me compensó tu ausencia con tu presencia,
los meses pasaron y volviste a aparecer en mi camino.
Ahora sí, ahora estoy haciendo todo lo que no pude aquel
11 de enero, todo lo que aquel examen no me permitió.
Casi 5 meses siendo algo que está entre amigas y
compañeras de clases.
Algo que a mí me gustaría que fuera algo más,
pero dejaré que el destino sea quien hable.
No voy a decir que te amo, ni siquiera me atrevo
a soltar un te quiero, es muy pronto para saber qué siento
por ti realmente. Es muy pronto para etiquetar estos sentimientos,
solo sé que es algo fuerte, pero controlable,
algo que creí haber sentido antes,
pero es completamente distinto e incluso mejor.
Poderte tocar y saber que en algún momento,
si me lo permites, tendré la oportunidad de abrazarte,
hacen que las mariposas de mi estómago
se vuelvan salvajes, aunque vas mantándolas
de una en una cada vez que me sonríes,
sí, lo admito, estoy obsesionada con tu sonrisa,
pero quién me puede culpar, si es perfecta.
Eso sí, me sigo maldiciendo,
me maldigo por caer en tus redes,
me maldigo por gustarme tanto el juegue tonto que te traes.
Me maldigo por cambiar mis sentimientos dependiendo de cómo me trates,
la chica que se enfada y no te da ni la hora,
me maldigo por dejar que entres tanto en mí
y sin previo aviso.
Me maldigo porque me haces sentir muy bonito
Y estoy segura que tú no eres para mí.
Aunque espero equivocarme...
Y podría terminar perfectamente diciendo
que me maldigo por no ser hombre,
pero ¿sabes qué? Un hombre no estaría a las
2:20 escribiendo sobre ti, así que... no,
no me maldigo por ello...
Y a su vez terminaré con un...
Te veo pronto, preciosa.

martes, 16 de enero de 2018

Montaña rusa...

Dicen que para escribir algo que llegue al corazón de quien te lee debes hacerlo desde el tuyo propio y que te saldrá mejor si éste está herido...
Yo no soy una escritora profesional, ni siquiera es algo que contemplo en mi futuro, por mucho que me digan que escribo muy bien, para mí escribir es un hobby, un modo de desahogo cuando no puedo decirle esas palabras a una persona en concreto o a un conjunto...
Lo que sí sé es que... Los textos me salen mejor y más rápido cuando estoy dolida, cuando he sufrido, cuando me siento apartada, cuando no me siento única en el mundo, cuando siento que soy una mierda o me lo hacen creer, cuando siento que estoy perdiendo a alguien que me importa...
Y sí, hoy estoy escribiendo porque me ha pasado una de estas situaciones... O tal vez varias...
Yo soy una persona que siempre lleva por bandera el lema "da sin esperar nada a cambio" y a veces eso me pasa mucha factura, porque siempre estás ahí para todo el mundo, hay una lista inmensa de personas que te importan, mucho o poco, pero te importan, personas que tú miras con diferentes ojos... Y duele, duele cuando no es algo recíproco. Duele cuando sabes que no eres para nadie la primera a la que acuden para contar una buena noticia. Duele cuando no eres la primera que nadie llama para salir a dar una vuelta por el mero hecho de querer despejarse. Duele saber que todo el que para ti es importante tiene a alguien aún más importante en su vida y siempre pasas a un segundo plano o incluso quinto, depende de las personas que haya por delante de ti en su lista. Duele cuando se olvidan de los planes contigo dichos por ti o los crean y luego jamás se hacen porque no se concreta nada. Duele ver como por una pequeña estúpidez te dejan por la mala de la película. Duele cuando intentas conocer a una persona, todo va genial y de repente cambia... Y es ahí cuando empiezan tus paranoias de qué hice mal, dónde la cagué y todas esas cuestiones que no te dejan dormir. Duele sentirte sola estando rodeada de personas solo porque la persona que quieres que te haga caso, pasa de ti (sí sé que eso es algo estúpido, pero yo qie culpa que mi corazón sea tan necio).
Suelen decir que las cosas pasan dependiendo de cómo las afrontes y he de decir que aún intentando afrontarlas en positivo, termina pasando todo lo contrario, ya no sé si es mala suerte o karma o un poco de ambas... Solo sé que me encantaría que alguien viniera, me abrazara, me dijera que está aquí para mí siempre y que me elije por encima de todos... Pero... ¿a quién quiero engañar? Eso solo pasa en películas... Siento que el amor no está hecho para mí, tarde o temprano todo el mundo se larga de mi vida aunque yo no quiera...

Ojalá tener una coraza en el corazón... Ojalá no me lo dañen más... Ojalá no dejar entrar a nadie más... Ojalá dejar de ser tan imbécil...

domingo, 7 de enero de 2018

Un poco de ti. (Otra vez)

Es increíble, increíble como el mundo siempre intenta hacer que me acuerde de ti, a pesar de que nunca te olvido...
Increíble como desde que te conozco, y a pesar de conocer de antes a muchas más con tu nombre, a todas les pongo tu cara cuando no están delante...
Increíble como en frases suertas de algunos escritos te encuentro, ahí, sin más, describiéndote como si te hubiesen visto y como si ese libro se hubiese escrito para mí y sobre ti...
Increíble como mi cabeza reproduce imágenes tuyas sonriendo casi todo el día y digo casi, porque cuando no lo hace, estoy soñándote...
Te echo mucho, muchísimo de menos. Estoy deseando verte y ver si podré darte un abrazo que te haga ver que estoy ahí y que estaré, aunque aún no tengas la suficiente confianza conmigo...
Pero sobre todo estoy deseando ver si puedo volver a sacarte esas hermosas sonrisas de nuevo. Conseguir que te evadas de tus problemas, de eso que te ha tenido desaparecida todos estos días...
No dejo de pensar en ese último día de clase, lo nerviosa que me puse por pedirte una simple foto y como en ese momento me di cuenta que me gustas más de lo que pensaba y... Me encanta, me encanta que me dejes sin palabras con tu mera presencia y con algo tan estúpido, a ver si de ese modo te das cuenta poco a poco de lo boba que me traes y de lo increíblemente perfecta que me pareces. Mental y físicamente, no hay palabras suficientes en el mundo para describirte...
Ojalá yo pudiera encontrarlas o inventarlas...
Gracias por aparecer hace casi un año en mi vida y gracias por reaparecer hace unos meses y ponerla completamente patas arriba.